El objetivo es reducir la siniestralidad vial, sobre todo la que afecta a los colectivos más vulnerables; garantizar la fluidez de los desplazamientos realizados en las grandes avenidas de la ciudad, y reducir el impacto negativo de la circulación de vehículos en la calidad del aire de las ciudades.
En 2019
- Los fallecidos en accidente de tráfico en las ciudades aumentaron un 6%.
- 82% de los fallecidos en ciudades fueron usuarios vulnerables, es decir, peatones, ciclistas y motoristas.